El calor todavía aprieta en los campamentos. Pero esto es lo de menos para los médicos de familia José Luis Paulín y Juan Carlos Izagirre y las enfermeras Lorea Etxanobe y Edurne Lizarazu. Su deseo de ayudar a fortalecer el sistema de salud entre la población saharaui es más importante que sufrir un golpe de calor, mientras se atiende a la gente que tiene que soportar las condiciones extremas que impone el desierto del Sáhara y la condición de refugiados. 

El grupo estará brindando atención médica en el Hospital de Auserd, del 16 de septiembre al 29. Después llega otro equipo el 24 de octubre, cuando viajan las doctoras Itxaso Olazo, Enara Goicoechea y las enfermeras Ana Lecona y Jaione Villanueva. “Sin embargo, entre estos dos posiblemente haya otro viaje”, anuncia Maite Hermana, coordinadora del Equipo de Médicos Voluntarios de la RASD en Mundubat. 

El área de trabajo de Maite Hermana ha tenido bastante actividad últimamente, ya que debía preparar toda la documentación que requería el material médico que se enviará por transporte terrestre hacia los campamentos. La compra fue posible gracias al dinero que provino de un proyecto del Gobierno Vasco.

El destino final del lote de medicinas es la farmacia central del Hospital de Auserd y atendiendo las peticiones, según las necesidades del centro médico, también se mandan camillas, nebulizadores, concentrador de oxígeno, aparatos medidores de glucemia, etc. 

Y si Maite Hermana y su equipo de voluntarios están ilusionados con la ayuda, más grande es todavía la alegría del personal médico y enfermeras del Hospital de Auserd, donde hubo además mejoras en la infraestructura física. Por ejemplo, se construyeron pozos sépticos para el tratamiento de las aguas fecales. 

Materiales, medicinas, equipos y obras que en un hospital en Euskal Herria se dan por hecho, pero que en medio del desierto del Sáhara simplemente no hay y de ahí la importancia de la solidaridad internacional que siempre vela por el pueblo saharaui que lucha por su Autodeterminación.