Democracia, justicia, cooperativismo, solidaridad, soberanía alimentaria,…eran los valores compartidos por aquellas mujeres y hombres que a primera hora de la mañana de un viernes empezaron a llegar a la Antigua Estación con sus furgonetas, vehículos, mesas, cajas, mostradores y todo un sin fin de objetos que les permitirían mostrar sus productos. El montaje de los puestos fue un mano a mano. Lo que le faltaba a uno se lo prestaba el vecino, y así en cuestión de unas pocas horas la Feria estaba lista para recibir al público. 

El personal de REAS Nafarroa (Red de Economía Alternativa y Solidaria), principales responsables de la organización de la Feria, nos convocaron a una asamblea minutos antes de dar el pistoletazo inaugural al “mercado social”, a la “alternativa económica ciudadana que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios”. El objetivo es que los intercambios económicos estén al servicio de un modelo de sociedad más justo y que se aleje del capitalismo y su modelo explotador y cuyo único Dios es “el dinero”. 

Txapon, la moneda social 

Siguiendo esta línea de trabajo, todo el mercado social de la Feria funcionó con la moneda “txapon”. Su valor de cambio era paritario con el euro: ¤1 = 1 txapon. REAS tenía una mesa especial donde las personas iban a cambiar sus euros por txapon, y con la nueva moneda ya podían comprar lo que desearan en los puestos. 

Don José Luis, del caserío Poxtiñeneko Gazta, mostraba orgulloso sus quesos a base de leche cruda de oveja y la pasta de queso viejo para untar al pan, “y si le pone mermelada encima, le quedará más rico”, aconsejaba mientras entrega una muestra para que las personas probarán el queso que resumía décadas de sabiduría. También una podía oler y sentir el espíritu de la leña que habían permitido hacer su queso ahumado. 

Tesoro agrícola 

A unos metros de distancia del puesto de don José Luis, se encontraba Ebru, de la Red de Semillas de Navarra. Junto a sus pulseras, collares y broches tejidos, los botes con las semillas de su tierra. Tienen tres clasificaciones: la variedad local con más de 40 años reproduciéndose en la zona, la variedad adaptada con más de 10 años multiplicándose en la zona y que se ha adaptado bien y la variedad de interés. Estas últimas son interesantes para la Red y que se van introduciendo. 

Ebru afirma que su asociación busca mantener la biodiversidad agrícola y el conocimiento tradicional en “nuestra zona, como base para el manejo agroecológico de la huerta” y agrega: “nos oponemos a los transgénicos, las patentes y a la apropiación indebida del conocimiento popular agrario”. Su mesa no pasaba desapercibida para las personas que trabajan en el campo. De repente se organizaban debates espontáneos sobre las semillas que de generación en generación se han heredado en los caseríos, siendo un legado importantísimo a veces ignorado por las personas depositarias de estos auténticos tesoros de la agricultura y que las transnacionales quieren apoderarse de ellos. 

 Las alianzas 

De esto sabe mucho Paul Nicholson, de La Vía Campesina, que participó en la mesa redonda “Las reglas del comercio internacional”, dentro de la agenda de actividades de la VIII Jornadas Internacionales de Economía Solidaria. “La defensa de las semillas autóctonas, propias, es fundamental. Actualmente no hay ayudas para el campesinado que produce con semillas sin certificación, y lo que sobrevive es la pequeña agricultura que vende a nivel local y construye alianzas locales”, sostuvo Nicholson. 

El líder de La Vía Campesina también señaló la amenaza de los Tratados de Libre Comercio que piensa aprobar la Unión Europea con Estados Unidos que “imponen la agricultura sin el campesino”. Su apuesta es por los fertilizantes y que desaparezca la agricultura familiar o la producción local, como la de don José Luis que tendría que competir con las grandes transnacionales con reglas de juego totalmente en contra de él y que lo llevarían a la quiebra. 

Nicholson propone entonces la Soberanía Alimentaria como alternativa ante el mercado capitalista, cuya avaricia no conoce límites y va en contra de todos los derechos humanos. “La agricultura sostenible es el eje de la Soberanía Alimentaria, como base ideológica de recuperación y de construcción política, económica y social”, indicó Nicholson, quien también forma parte de la ong vasca Mundubat que tenía una mesa informativa en la Feria. La bibliografía que repartió entre el público giraba alrededor de la temática de la Soberanía Alimentaria y los derechos del campesinado. 

El manifiesto 

Uno de los documentos que tuve buena acogida entre las personas fue el último manifiesto de La Vía Campesina ante las negociaciones de los tratados de libre comercio, en el cual se describe muy bien la otra alternativa, la Soberanía Alimentaria,:

 “Entendemos por desarrollo del principio de la Soberanía Alimentaria aquel en el que las y los baserritarras sean el eje, en igualdad desde la diferencia (mujeres, hombres), integrados en la sociedad: productores de alimentos sanos, nutritivos y culturalmente apropiados, económicamente remunerados y asequibles para toda la población. Integramos dentro de la Agricultura Sostenible el concepto de Agroecología, entendido como un proceso de transformación, personal y colectivo, y que va más allá de la aplicación de técnicas o prácticas ecológicas”. 

Después del intercambio de productos y experiencias en el mercado social que dio vida a la 3ª Feria de Economía Solidaria, los y las protagonistas desmontaron sus puestos, el domingo 19 de abril en la tarde, con el sentimiento de que han dado un paso más en la construcción de otra economía que hará posible una vida mejor. Y, por supuesto, la lucha sigue.