Rafael Alegría le hace honor a su apellido. A pesar de todas las adversidades es optimista. “No todo está perdido”, aseguró. “El régimen sabe que LIBRE es una amenaza”. Y precisamente por eso, las amenazas de muerte aumentan y los adversarios son poderosos. El primero que mencionó es Estados Unidos. A este le preocupa todo lo que sucede en Centroamérica y en estos momentos, al parecer, su prioridad es que Honduras no tenga un gobierno de izquierdas. 

Para Alegría, gracias a “la mano peluda de Estados Unidos” fue posible el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 y a pesar de las movilizaciones sociales y el rechazo inicial de la comunidad internacional a aceptar el golpe, la decisión estadounidense de anunciar que la salida “democrática era hacer elecciones adelantadas en noviembre”, la comunidad internacional se plegó y desde entonces el golpismo controla la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal y creó la Policía Militar que se estrenó con la represión a LIBRE. 

En una ocasión, cuando ametrallaron la sede de La Vía Campesina, y la policía le preguntó a Alegría quién creía que eran los responsables del ataque, este respondió: “La policía”. Al escuchar esto, el agente mejor se retiró del sitio y ya no siguió con el interrogatorio.

Compra de políticos

Los 20 muertos diarios, cifra que convierte a Honduras en el país más violento a nivel mundial; el reclutamiento de los jóvenes por las bandas del crimen organizado o narcotráfico, el sicariato, la corrupción estatal ya que el mismo Congreso “es un mercado persa”, señaló Alegría, quien tampoco ocultó que el sentimiento es de “indefensión absoluta” y que la única posibilidad es la movilización y la lucha política, pero con presencia internacional. 

Alegría recordó, en este sentido, la delegación que envió el País Vasco a las pasadas elecciones y que importante fue su declaración de que el sistema electoral tenía que mejorar, que cambiar para realmente asegurar un proceso electoral democrático. “Necesitamos este tipo de apoyo, de solidaridad”, expresó el líder campesino. Y precisamente, ante la intensa agenda política que le espera en Honduras, Alegría dijo al público que el miércoles pasado, en la noche, se acercó a escucharlo: “será la última vez que vendré por aquí. Tendrán que ir allá compañeros y compañeras”. 

Era una invitación a unirnos y hacer realidad el gran lema de La Vía Campesina: 

 globalicemos la lucha, 

 globalicemos la esperanza.